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Y un día que navegué, lo hice.

Ho-ho-ho!!!

¡Quién lo iba a decir!

Una vez más, se acerca la Navidad a pasos agigantados y, a pesar del marisco, el turrón, las uvas, etc., que engullirás con placer… el plato principal eres tú… con todos los refuerzos posibles… y no sabrás quién te ha quitado un riñón, un ojo de la cara o el hígado mismamente hasta que pasen semanas y empieces a pagar caras las facturas de la Navidad.

¡Es que es TAN bonita la Navidad…!

Pese a la operación sin anestesia ni local ni general, seguirás alelado/a hasta que Sus Majestades los Reyes de Oriente, Santa Claus, Papá Noél y la madre que… vengan con su carga de juguetes y/o carbón y se vuelvan a largar con viento fresco para preparar los pedidos del año siguiente.

Y cuando crees que la bonita y entrañable Navidad ha terminado y que puedes relajarte y pensar en otras cosas, te viene la locura de las facturas… y las comiditas  con los amiguetes para contaros los pormenores de la demencial alegría navideña.

¿No es bonita la Navidad?

Polvorones, turrón, cava, besugo (con perdón), ternera, faisán, angulas, ostras, caviar, garbanzos, lentejas, serpentinas, matasuegras (…), alcoholes varios, dulces a granel, uvas, villancicos, panderetas, confeti, fuegos artificiales, bla, bla, bla… y unos diez o doce kilos de más que tardarás en perder… unos once meses… justo antes de  que la Navidad llame a tu blindada puerta de nuevo.

Y vuelta a empezar.

¡A que es preciosa la Navidad!

Felices Fiestas a todos y cuidado con… lo que ya he mencionado…

 

1 comentario

Lucía -

¡Feliz Navidad! ¡No sabes lo que me he reído con tu artículo! ¡Que el buen humor te acompañe siempre! ¡Un abrazo!